En el agosto 2001 el GRUPO DE MONTAÑA ATAVA, alcanzo su primer TRES MIL. Para conseguirlo se realizo una travesía de cuatro días a caballo entre España y Francia.

La gran mayoría de “aventuras del grupo” suelen surgir durante el transcurso de alguna excursión, en este caso, fue en la ascensión al Peñagolosa pico emblemático del País Valenciano y como no podía ser de otra forma se concretaron todos los detalles en uno de los bares de Yátova, lugar social del grupo.

Para conseguirlo, hacer realidad este sueño y contar con posibilidades de éxito empleamos una  receta sencilla practicar de forma regular el senderismo intercalándolo con  trekking especialmente durante el invierno y sobre todo intensificarlo los meses que preceden a la ascensión.

El primer día:

Sin necesidad de emplear grandes  técnicas, iniciamos la marcha en la Pradera de Ordesa 1400 mts snm para poco a poco y por un terreno que nos permitía una progresión sencilla llegar a la Cascada  Cola de Caballo, a partir de aquí comenzamos a ascender zigzagueando, realizando un esfuerzo mayor pero soportable,  para alcanzar el refugio de Goriz a 2.200 mts snm donde pernoctamos.

El segundo día:

Estaba prevista la ascensión a Monte Perdido 3355 mts snm pero las condiciones meteorológicas (niebla) así como la necesidad de tener que utilizar los crampones, además de tener que pasar por una de las zonas de más alto índice de mortalidad del Pirineo “la escupidera” nos hicieron desistir de la idea.

Por lo que emprendimos la marcha hacia el refugio de Sarradetes “Francia”, acompañados de la niebla. Este día supuso un buen test de esfuerzo físico y de orientación donde pudimos evaluar nuestra capacidad. Después de algunas horas de marcha y tras cruzar por lugares asombrosos alcanzamos la Cueva Casteret adentrándonos en ella y admirando su cascada helada, donde repusimos fuerzas.

Nos quedaba  probablemente lo más difícil, el Paso de los Sarrios, unas clavijas horizontales en una pared vertical más complicadas por el tipo de suelo que por el desnivel a salvar, no sin antes haber cruzado varias lenguas de nieve, por fin, la niebla nos permitió avistar por unos momentos el paso natural a Francia, aun teníamos un largo trecho para alcanzarlo, una senda que discurre casi colgada por una mole granítica nos llevo hasta la Brecha de Ronlando 2807 mts snm.  Una vez aquí y con la magnifica vista del Glaciar que tendríamos que cruzar más tarde para llegar al Refugio, evaluamos las posibilidades que tendríamos de éxito para la ascensión al Taillón 3146, lo teníamos demasiado cerca para dejarlo escapar, iniciamos la ascensión sobre las 14:30 y a las 15:45 alcanzamos la cumbre, la niebla fue un obstáculo más visual que de marcha.

Con la técnica necesaria bajamos el glaciar sin demasiados sobresaltos,  pero todavía teníamos que descender por una pedrera más complicada que el mismo glaciar, que habríamos preferido con nieve, a media tarde alcanzamos el Refugio de Sarradetes 2587 mts snm.

Los caprichos del destino hicieron que esa noche tuviéramos que montar las tiendas ya que un numero diríamos demasiado numeroso de vascos había ocupado el refugio, eso sí,  los guardias franceses en dos turnos sirvieron la  cena y el desayuno que es de agradecer.

Pero a pesar del contratiempo,  no dejamos de acercarnos a la cascada de Gavarnie, La Gran Cascada  una de las más espectaculares y bonitas de toda Europa, con una caída libre del agua de más de 400 mts.

El tercer día:

Se convierte en un descenso continuado, hasta alcanzar el valle de Bujaruelo, 1338 mts snm pero antes teníamos que cruzar la cara norte del Taillón entre un caos de piedras graníticas con su glaciar y los numerosos torrentes producidos por el deshielo. Lo que  nos permitió seguir practicando y acostumbrándonos un poco más a la alta montaña.

Una vez pasado el caos entramos en una agradable senda que desciende y desciende, durante todo el día, en algunos momentos llega a ser difícil la bajada castigando las rodillas en exceso, por fin llegamos al Refugio de El Serbal 1224 mts snm donde pernoctamos. Han sido más de 1300 mts de desnivel acumulado en tan  solo una jornada, donde la distancia entre un punto y otro era de escasos 10 Km

El cuarto día:

Fue una jornada para disfrutar del paisaje y recordar los buenos y malos momentos vividos en las cumbre así como pensar en esos atardeceres que son únicos en alta montaña.

Por agradables sendas llenas de vegetación y acompañados por el Río Aru encajonados en el valle de Bujaruelo descendemos hasta Torla este tramo se realiza en una escasa media jornada lo que le deja tiempo para descansar y recuperar fuerzas.

Una vez en el bonito pueblo visitamos el centro de interpretación del Parque Nacional y comprar alguna que otra cosa de recuerdo. Cargamos mochilas en los coches y a Yátova, felices de haber cumplido gran parte de lo planificado.

Sin Plano